El laberinto de los espíritus, Ruiz Zafón

Daniel Sempere sigue buscando el por qué su madre, Isabella Gispert, partió allá donde sólo muere lo que olvidas, cuando apenas contaba con cinco años de edad. El pequeño Sempere lucha por encontrar la verdad, en la Barcelona gris y tenebrosa de la posguerra civil española, que le devuelva para siempre a la memoria el rostro de su madre.

Así arrancó La sombra del viento, opera prima de la saga El cementerio de los libros olvidados, y así empieza la cuarta y última El laberinto de los espíritus.

Carlos Ruíz Zafón ha decidido concluir la aventura literaria de la saga que se inició en 2001, con una trama de intriga que abarca 925 páginas de imaginación desbordante, prosa casi poética y la entrada en escena de uno de los personajes más entrañables del periplo: Alicia Gris.

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Esta novela empieza algo lenta, sin embargo, va cobrando intensidad pasados los dos primeros capítulos. Cuando empieza a desarrollarse la acción que tiene lugar en el escenario de las atrocidades cometidas durante la deleznable dictadura española. La trama se va enredando poco a poco, hasta entrelazar personajes nuevos y antiguos con un mismo interés en común: hallar la verdad sobre sus vidas para entenderlas, más allá de la sed de venganza.

Carlos Ruíz Zafón, que por algo es el más leído en lengua española, después de Miguel de Cervantes, ha sabido continuar la historia enriqueciéndola a base de misterio, fraternidad, valentía y sobre todo mucho amor. Amor en mayúsculas a la ciudad de Barcelona y hacia todas aquellas profesiones que hacen de las letras su día a día: libreros, escritores y periodistas.

Obras así son un regalo para quienes no podríamos pasar sin dejar la huella de nuestros escritos, intentando así ser inmortales de alguna forma.

Algo que quizá pueda echarse en falta en esta historia es un poco más de romanticismo o calor en torno al personaje de Alicia Gris. Y un acierto brillante es el punto exacto en el que se detiene la historia: la ceremonia de clausura de los JJOO de Barcelona 92. Un momento lleno de magia para quienes tuvieron la suerte de vivirlo.